13 de diciembre de 2007

Proletarización, desproletarización y economía social

PROLETARIZACIÓN, DESPROLETARIZACIÓN Y ECONOMÍA SOCIAL.
Massaroli Pablo Fernando
pmauca67@yahoo.com.ar

El presente artículo surge en el marco del Posgrado de Economía Social y Desarrollo Local (Universidad Nacional de General Sarmiento-2007) que he desarrollado en calidad de alumno. El análisis del concepto de “proceso de proletarización” esgrimido por C. OFFE (1990) en “La política social y la teoría del Estado” permite reflexionar sobre las consecuencias que el subsistema de economía del capita,l hegemónico en la actualidad, tiene en relación a la exclusión de amplias masas de obreros del sistema económico-productivo al tiempo que imaginar procesos emergentes que se logren vincular con el desarrollo de un subsistema de economía social aún en formación.

El proceso de proletarización da cuenta de una serie de etapas que permitieron al trabajo, bajo el modo de producción capitalista, constituirse en una mercancía. Este proceso no constituye un hecho natural y lineal que se vincula pura y exclusivamente con el ámbito de lo económico sino que solo fue posible en la medida en que lograron implementarse una serie de políticas estatales que acompañaron la emergencia y posterior consolidación expansión del capitalismo en sus diversas fases (mercantil, industrial, financiera).[i] La política estatal fue, según OFFE, quién preparó y estabilizó la proletarización mediante tres mecanismos: a) políticas de represión y socialización, b) colectivización forzosa y el procesado de los riesgos que implicaba la industrialización y asalarización, c) control cuantitativo del proceso proletarización que logre estabilizar la proletarización pasiva con la activa.

La proletarización “pasiva” daría cuenta del momento en el cual los trabajadores son despojados en forma violenta de sus medios de producción y de sus “medios de vida preexistentes” y se ven obligados, si es que no quieren perecer, a transformarse en trabajadores asalariados[ii]. La mercantilización de la fuerza de trabajo trajo como consecuencia que aquellos que no consentían la asalarización optaran u opten por variadas “rutas de escape”, “huidas de la relación salarial” (OFFE), que podrían materializarse en las migraciones, los saqueos, la mendicidad, en formas modernas de retraso en lo que al ingreso al mercado laboral hace referencia (escolarización, permanencia prolongada en el ámbito familiar, etc), en la emergencia de movimientos políticos que postulan formas socialistas de organización que implican la desemercantilización de la fuerza de trabajo y de los bienes y servicios que permiten satisfacer las necesidades sociales o también materializadas en estrategias de supervivencia que podrían vincularse más con formas pre capitalistas de producción, distribución y consumo.

Pero para que la industrialización lograse consolidarse y expandirse era necesario que la fuerza de trabajo desposeída se transforme en fuerza de trabajo “activa”. Industrialización y “proletarización activa” son fenómenos co constituyentes del mismo proceso. Se debía dar respuesta entonces al problema de la constitución y la reproducción continua de la relación trabajo-salario mediante la puesta en práctica de diversos mecanismos que permitiesen lograr “la disposición permanente y continua de los trabajadores desposeídos para constituirse en trabajadores asalariados” (OFFE). La motivación cultural es la que permitirá a los trabajadores que se convierten en asalariados considerar que los riesgos y cargas asociadas a esta forma de existencia son relativamente aceptables. La proletarización activa implica entonces, a diferencia de la pasiva, un mínimo de voluntad manifiesta de los trabajadores de participar en una relación salarial que da cuenta fundamentalmente su subordinación formal o real a los designios del sector dominante (capitalistas). Esto permitirá que “la clase trabajadora por educación, tradición y costumbre contemple las exigencias de ese modo de producción como leyes naturales auto evidentes”
Esta “disposición” daría cuenta entonces de aquellos procesos subjetivos que se manifiestan en imaginarios y representaciones sociales que terminan por naturalizar la idea de que el trabajo es fundamentalmente equivalente a “trabajo asalariado” y que es natural que los trabajadores asalariados trabajen bajo el control de aquellas personas que adquieren en el mercado la mercancía fuerza de trabajo.

El capital a su vez debe considerar de alguna forma la situación de aquellos trabajadores que se ven imposibilitados de realizar en el mercado su fuerza de trabajo pues la generalización y la determinación de formas de producción y de reproducción no vinculadas directamente a la relación salarial y al mercado de bienes y servicios podría provocar una relajación en lo que a la “compulsión de vender su fuerza de trabajo físicamente capaz en el mercado laboral” hace referencia. Esto atentaría en última instancia contra la tendencia inherente del capitalismo a lograr la disposición permanente y continua de fuerza de trabajo asalariada en tanto y en cuanto ella es que hace posible el proceso de valorización del capital. Los trabajadores imposibilitados de realizar su mercancía fuerza de trabajo en el mercado serán incorporados a “áreas de captación” que les permitirán reproducirse al tiempo que constituir un “ejercito industrial de reserva de fuerza de trabajo” en condiciones de ingresar en cualquier momento al sistema económico productivo. La opción entre una vida laboral asalariada y formas de subsistencia extrañas al mercado no debe derivarse de una elección conciente y voluntaria de la fuerza de trabajo sino que en alguna medida deben ser reguladas positivamente mediante ciertos criterios definidos políticamente si es que lo que se pretende es lograr la continuidad y preeminencia del modo de acumulación capitalista. (OFFE)

Lo expresado, y considerando que el marco que se propone desde el posgrado es el que se vincula con el desarrollo de una economía social que asegure la reproducción ampliada de la vida de todos podríamos señalar que:

a) Sería preciso resignificar al concepto de “trabajo” de forma tal que éste no quede subsumido en el concepto de “empleo asalariado”. Una definición más amplia del mismo implicaría considerar al mismo como la “capacidad creativa del hombre”, productiva e improductiva, que permite a los sujetos constituirse en cuanto tal. Se supera entonces la visión instrumental que hoy por hoy constituye al trabajo asalariado
b) La desmercantilización de la fuera de trabajo como meta que permita a las personas constituirse en sujetos libres de cualquier tipo de condicionamiento implica pensar en torno a la idea de iniciar procesos de “desproletarización activa” de forma tal que se logre superar la pasividad de la cual podría estar dando cuenta este proceso en la actualidad. Estos conceptos, que asumen las mismas características que el de proletarización activa y pasiva pero dan cuenta de un proceso inverso, Es preciso pues reflexionar en torno a la forma a partir de la cual sea posible iniciar procesos de desmercantilización de la fuerza de trabajo que, operando a nivel subjetivo/cultural, lleven a los trabajadores a optar voluntariamente por participar del mismo.
c) La nueva concepción y puesta en práctica de procesos de trabajo que impliquen el control de los trabajadores del trabajo y de sus propias condiciones de trabajo, una especie de “movimiento de apropiación del acto” según Gerard Mendel, que permitiría superar las diversas formas en las cuales se manifiesta la enajenación en el modo de producción en + cual predomina la relación salarial. Los trabajadores, a través de la desmercantilización d su trabajo y teniendo el control de los procesos de producción, distribución y consumo colectivos lograrían re encontrase con sus objetos de trabajo, con el trabajo mismo, con los demás hombres y la naturaleza al tiempo que con el conocimiento.
d) La vinculación de las capacidades laborales presentes en las comunidades con sus medios de vida y el inicio de procesos de determinación social de las necesidades comunitarias, permitiría ir acercándose gradualmente a la meta de asegurar la reproducción ampliada de la vida de todos.
e) Así como el proceso de proletarización masiva y continua no fue posible sin el acompañamiento de políticas de Estado (sociales, laborales, represivas), de la misma forma el proceso de desproletarización activa masiva y continua no sería posible sin la activa participación del Estado. La motivación cultural toma significación en este proceso y obliga a reflexionar en torno a la redefinición resignificación de aquellos dispositivos que faciliten la resocialización de los sujetos y la constitución de nuevas representaciones e imaginarios que se estructuren en torno al logro de la meta planteada de asegurar la reproducción ampliada de todos quienes conformamos las comunidades/sociedades. El Estado se constituye pues en uno de los actores privilegiados del proceso en tanto puede retrasar o acelerar estos procesos de cambio, si bien es preciso destacar que la orientación que asuma estará condicionada por la correlación de fuerzas que logren expresar y materializar aquellos sectores que pretenden mantener o hacer gobernable al modo de acumulación capitalista y las relaciones sociales a él vinculados o si por el contrario da cuenta de sectores que expresan una fuerte disposición e intención para cambiar el mismo.
f) Las “rutas de escape” y las “áreas de captación”, a que hice referencia en párrafos precedentes, pueden implicar formas anárquicas, caóticas y fragmentadas de escape forzado de la relación salarial, un intento desesperado por asegurar la reproducción inmediata que termina por dar cuenta de formas reguladas funcionales al modo de producción o pueden llegar a constituirse en “vías” que podrían llegar a contribuir al desarrollo de otra economía u otra sociedad. Esto plantea interrogantes a quienes desarrollamos actividades en el ámbito de la economía popular y social en tanto y en cuanto nos remite a reflexionar en torno a la funcionalidad o disfuncionalidad que aquellos emprendimientos que hoy se constituyen en la base de una economía no mercantilizada (economía popular) son capaces de transformarse en unidades que en vinculo de cooperación complementaria recíproca logren sentar las bases de una economía en la cual el trabajo y los bienes y servicios para asegurar la reproducción ampliada de todos se encuentren desmercantilizados de forma continua y permanente.


Parafraseando a OFFE podríamos concluir con la siguiente consigna:
“La transformación completa y global de la fuerza de trabajo desposeída y de la fuerza asalariada activa en fuerza de trabajo desmercantilizada solo será posible si los trabajadores consideran que los riesgos y cargas asociadas a nuevas formas de existencia desmercantilizadas son relativamente aceptables… deben albergar entonces la motivación cultural de convertirse en trabajadores desmercantilizados”.


[i] “La transformación completa y global de la fuerza de trabajo desposeída en “fuerza asalariada activa” ni fue ni es posible sin políticas estatales” (OFFE)
[ii] Un ejemplo interesante para reflexionar en torno al proceso desarrollado lo encontramos en la obra de José Hernández “El Martín Fierro” pues en ella se pone en evidencia: a) el despojo violento al que fue objeto el gaucho, b) la transformación de parte de este sector social en trabajador asalariado (peón de campo), c) la desaparición vía su transformación de este sector social subordinado.

BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA:

José Luis Coraggio (1999): Política social y economía del trabajo. Buenos Aires-Madrid; UNGS-Miño y Dávila Editores.
Danani, C. (2004): "El alfiler en la silla: sentidos, proyectos y alternativas en el debate de las Políticas Sociales y de la Economía Social". En: Danani, C. (org.): Política Social y Economía Social: debates fundamentales. UNGS/Editorial Altamira/Fundación OSDE. Buenos Aires.
Grassi, E. (1996): Argentina, las políticas sociales y la cuestión del trabajo. Ponencia presentada en la Jornadas Internacionales Estado y Sociedad: las nuevas reglas de juego. Buenos Aires 1996
Marx, C (1988). Capitulo Vi inédito; México Siglo XXI
Mendel Gerard. Sociopsicoanálisis y Educación; Buenos Aires, Serie Formador de Formadores; MCE
Offe, C. (1990); “La política social y la teoría del Estado”; en Offe, C. y Keane, J., Contradicciones en el Estado del bienestar, Madrid, Alianza.
Topalov, Ch. (2004): "De la ´cuestión social´ a los ´problemas urbanos´: los reformadores y la población de las metrópolis a principios del siglo XX". En: Danani, C. (org.): Política Social y Economía Social: debates fundamentales. UNGS/Editorial Altamira/Fundación OSDE. Buenos Aires.
Topalov, Ch. (1979); La urbanización capitalista; México, Edicol.

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